martes, agosto 09, 2011

MONTES, EN EL PATIO



“Montes espera ni más ni menos que Racing lo empate. Montes no puede apretar el gatillo hasta saber qué fue de Racing, qué fue del bochazo de Vitali buscando a Loeschbor, porque es ridículo que lo piense pero no puede evitar pensarlo, que es una traición irse así, tomárselas del mundo con Racing perdiendo el clásico. Pero entonces todo es más confuso de lo que parece, porque si no se mata ahora, entonces cuándo sí matarse, y Montes no sabe, y como no sabe se angustia, y él se ha prometido que basta de angustia, y algo adentro suyo le dice que por sí o por no va a aflojar los dedos y va a escuchar, y que si Racing perdió, nomás, se va todo a la mierda, se mata y punto, pero si Racing no perdió entonces qué, entonces nada, pero algo puede significar, y Montes ahí nomás se dice que es un pelotudo, porque si Racing empata no significa nada, no arregla nada, no le devuelve nada de lo que ha perdido. Pero la gran macana es que igual le importa, aunque no le resuelva nada a Montes le importa, y si le importa significa que algo espera, y si algo espera tal vez Montes tenga que quedarse, tenga que guardar el arma y guardar las sillas”.
*El domingo 26 de agosto de 2001 se jugó el clásico de Avellaneda, en cancha de Independiente. A los 33 minutos del segundo tiempo Forlán puso en ventaja a Independiente. Y a los 45 Vitali lanzó un centro desesperado, casi desde mitad de cancha, que Loeschbor, de cabeza, transformó en el gol del empate. Cuatro meses después, y luego de treinta y cinco años, Racing de coronó campeón del fútbol argentino.
(Fragmento del cuento “Montes, en el patio” del libro Un viejo que se pone de pie, Eduardo Sacheri)

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